Mi amigo Gustavo me escribe acerca de David Linch:
Me tomé un tiempo para contestarte sobre la última película del peculiar DAVID LYNCH, intitulada para una mayor precisión “INLAND EMPIRE”.
No voy a entrar en los detalles fílmicos de la película, sino ir al punto que quiero debatir ¿es esta película de Lynch más peculiar que sus anteriores sagasy lo digo así, ya que estamos en presencia de un autor y, digo bien “autor” de catálogo, que comienza en “Twin Peaks” y se desarrolla sin solución de continuidad hasta el "Mullholland Drive"
Como es probable que esta respuesta sea leída por otros, ya que no puedo vencer mi predilección por la constante provocación, voy a aclarar algunos puntos.
Que es director de catálogo y, consecuentemente, que un “director de catálogo” que hace cine de autor.
El cine de autor al cual vos endilgas golpes de muerte es un movimiento fílmico que se dio substancialmente desde la década del 60 en adelante, más con algunos precursores como el director Sidney Lummet con la película “el prestamista” y perduró con algún apogeo hasta la década del 90 con clímax en los años 70. Este tipo de director pasó de filmar películas fuera de un circuito y sin un marco estético predeterminado a la justificación de cualquier cosa que imponga un estilo, cualquiera fuera éste.
Doy ejemplos y conceptualizo, el cine discurre entre movimientos constantes como su alter egola pintura, expresionismo, surrealismo, realismo, neorrealismo, cubismo, etc y, éstos a su vez respetan ciertas normas estéticas que se subsumen en un debate más profundo que es el positivismo y su antagónico el misticismo, que actúa del siguiente modo, en el positivismo los personajes son independientes de una trama real, su lógica se desarrollan sin importar los efectos que tengan en la historia, su camino es usar a la trama y a los espectadores sin importar sus efectos, gran parte del cine de estudios es positivista, se puede lograr el mismo efecto de la caballería salvando al escuadrón de los indios en una película sobre Vietnam, Cuba, la guerra de secesión, mujer bonita o cualquier cosa que se filme en un Los Ángeles cada vez más tórrido y con escena de lluvia, nieve, bruma o de la luna a la cual dudo sinceramente que alguien la haya pisado alguna vez.
Por el contrario el misticismo, busca su equilibrio, el personaje está dentro de la historia donde se desenvuelve es capaz de amar lo in-amable o buscar estética dentro de situaciones de gran glamour, de gran depreciación humana, físico o metafísico.
El cine de autor, mantiene una posición ecléctica, no se ajusta a estos parámetros, se nutren de otros directores y mantienen una técnica que le es propia. Este tipo de cine, en un principio no se ajustaba a los estándares de filmación típicos, por ejemplo cámara fija vs. Cuadro movible o ejemplos así que ya no se ven tanto, ya que aún los cineastas que se encuadran dentro de este movimiento hoy en día filman de un modo uniforme.
Pero como dije antes bajo el rótulo de “cine de autor” se permitió que cualquier filme cualquier cosa y esto se dio mucho en el cine nacional, cualquier cosa se justificaba bajo el hecho de que quien filmaba era de su autoría.
Precisado esto, hay un cine de autor que vale la pena rescatar y, el de David Lynch está dentro de este modelo, una mezcla de género, con otra de teoría estéticas y sin encuadrar en ningún tipo de normativa propia de ningún movimiento es el tipo de cine es aquello que más molesta a sus detractores.
Pero dónde esta la clave para entender a Lynch.
Un constante en el autor son sus protagonistas, sus alterhego, Kyle MacLachaln (Twin Peack, Terciopelo Azul), Ion Hurt (bajo kilos de espuma en el Hombre Elefante), Bill Pullman (Carretera Perdida) y, el clásico y perenne actor enano que surfea en todas las muestras, están ausentes en esta película, tanto y como lo está aquella mezcla de cine negro con derivaciones en lo metafísico y la superposición constante de personajes que no están claramente identificados con el “bueno” o el “malo” y que salvo “Una historia verdadera” se mantendría casi igual.
Es así, Lynch es Twin Peack. Su argumento y formato está en todas sus películas, es el desarrollo de cada cuadro y, el máximo apogeo de ello está en "Mullholland Drive" estrenada localmente como “El camino de los sueños”, donde reaparece “Sara Parker” casi literalmente, la viva y la muerta, todas a la vez y sin saber quien es quien.
Lynch, mezcla en su obra el realismo de Bergman o del cine negro con el surrealismo propio de Buñuel, Resnais, pero más relacionado con el de Fellini (ver Canasova), que lo convierte en un cine autoreferente y permanente.
Pero, en “INLAND EMPIRE”, la cuestión cambia, lo único permanente es la cooperación importante de Laura Dern, quien al igual que su compañera Isabelle Rossellini (Terciopelo Azul, Corazón Salvaje) acompañó a Lynch ya en tres ocasiones.
Pero a diferencia de Terciopelo Azul y Corazón Salvaje. Dern aquí se ocupa de emular a aquello que, creo, Inland Empire quiere mostrar. Encuentro que esta muestra es diferente a todas las demás. Sus fuentes son muy Europeas, encuentro una similitud con El estado de las Cosas y Ciudad de Ángeles de Win Winders, y la clásica “Prostituta” de Ken Russell y era necesario encontrar una lógica belleza para contrarrestarla con Theresa Russell y su antagónica Julia Roberts en su papel de “Mujer Bonita”.
Qué quiero decir, tanto en Mujer Bonita, como en las películas de Winder, se pretende filmar un documental de la realización de un film, por ello Russell filma su obra “Prostituta” en formato de documental.
Pero el formato de guión como filmación de otro film tiene su rato equilibrio en películas como “En la boca del miedo” del grandioso John Carpenters o, Wes Craven en la séptima pesadilla, pero no escapa a intermedio de Fellini o, la primer etapa de Bergman en detrás de un vídrio obscuro, en todos los personajes son positivistas, pero en Island.., lo cierto es que la historia es mística.
Alguien que no guste del cine de autores y, con el aditivo de formato “cine dentro del cine” debe dar cuenta de cientos de pésimas películas, pero también de la magnífica “intermedio” de Fellini o, las alas del deseo (ciudad de ángeles) de Winders y, no creo que el Sr. Lynch deba correr con la plaga de lo malo, más sino y por el contrario de lo mejor de este cine.
Creo que Lynch se regeneró a sí mismo y comenzó un camino nuevo, sin dejar lo viejo, pero con más y más de lo nuevo, por eso estoy en un viaje de ida y no volví, como nunca pude hacerlo de películas como “noches blancas” de Visconti o el prestamista de Lummet.
Disiento con vos y creo que si se puede hacer cine de autor y si se puede hacer cine dentro del cine, respecto de lo demás, no creo que sea un crítica a un sistema o país determinado como surgerías en tus líneas, sino por el contrario, la idea del contraste como lo hizo Russell en su momento.
Chau y gracias.
Me tomé un tiempo para contestarte sobre la última película del peculiar DAVID LYNCH, intitulada para una mayor precisión “INLAND EMPIRE”.
No voy a entrar en los detalles fílmicos de la película, sino ir al punto que quiero debatir ¿es esta película de Lynch más peculiar que sus anteriores sagasy lo digo así, ya que estamos en presencia de un autor y, digo bien “autor” de catálogo, que comienza en “Twin Peaks” y se desarrolla sin solución de continuidad hasta el "Mullholland Drive"
Como es probable que esta respuesta sea leída por otros, ya que no puedo vencer mi predilección por la constante provocación, voy a aclarar algunos puntos.
Que es director de catálogo y, consecuentemente, que un “director de catálogo” que hace cine de autor.
El cine de autor al cual vos endilgas golpes de muerte es un movimiento fílmico que se dio substancialmente desde la década del 60 en adelante, más con algunos precursores como el director Sidney Lummet con la película “el prestamista” y perduró con algún apogeo hasta la década del 90 con clímax en los años 70. Este tipo de director pasó de filmar películas fuera de un circuito y sin un marco estético predeterminado a la justificación de cualquier cosa que imponga un estilo, cualquiera fuera éste.
Doy ejemplos y conceptualizo, el cine discurre entre movimientos constantes como su alter egola pintura, expresionismo, surrealismo, realismo, neorrealismo, cubismo, etc y, éstos a su vez respetan ciertas normas estéticas que se subsumen en un debate más profundo que es el positivismo y su antagónico el misticismo, que actúa del siguiente modo, en el positivismo los personajes son independientes de una trama real, su lógica se desarrollan sin importar los efectos que tengan en la historia, su camino es usar a la trama y a los espectadores sin importar sus efectos, gran parte del cine de estudios es positivista, se puede lograr el mismo efecto de la caballería salvando al escuadrón de los indios en una película sobre Vietnam, Cuba, la guerra de secesión, mujer bonita o cualquier cosa que se filme en un Los Ángeles cada vez más tórrido y con escena de lluvia, nieve, bruma o de la luna a la cual dudo sinceramente que alguien la haya pisado alguna vez.
Por el contrario el misticismo, busca su equilibrio, el personaje está dentro de la historia donde se desenvuelve es capaz de amar lo in-amable o buscar estética dentro de situaciones de gran glamour, de gran depreciación humana, físico o metafísico.
El cine de autor, mantiene una posición ecléctica, no se ajusta a estos parámetros, se nutren de otros directores y mantienen una técnica que le es propia. Este tipo de cine, en un principio no se ajustaba a los estándares de filmación típicos, por ejemplo cámara fija vs. Cuadro movible o ejemplos así que ya no se ven tanto, ya que aún los cineastas que se encuadran dentro de este movimiento hoy en día filman de un modo uniforme.
Pero como dije antes bajo el rótulo de “cine de autor” se permitió que cualquier filme cualquier cosa y esto se dio mucho en el cine nacional, cualquier cosa se justificaba bajo el hecho de que quien filmaba era de su autoría.
Precisado esto, hay un cine de autor que vale la pena rescatar y, el de David Lynch está dentro de este modelo, una mezcla de género, con otra de teoría estéticas y sin encuadrar en ningún tipo de normativa propia de ningún movimiento es el tipo de cine es aquello que más molesta a sus detractores.
Pero dónde esta la clave para entender a Lynch.
Un constante en el autor son sus protagonistas, sus alterhego, Kyle MacLachaln (Twin Peack, Terciopelo Azul), Ion Hurt (bajo kilos de espuma en el Hombre Elefante), Bill Pullman (Carretera Perdida) y, el clásico y perenne actor enano que surfea en todas las muestras, están ausentes en esta película, tanto y como lo está aquella mezcla de cine negro con derivaciones en lo metafísico y la superposición constante de personajes que no están claramente identificados con el “bueno” o el “malo” y que salvo “Una historia verdadera” se mantendría casi igual.
Es así, Lynch es Twin Peack. Su argumento y formato está en todas sus películas, es el desarrollo de cada cuadro y, el máximo apogeo de ello está en "Mullholland Drive" estrenada localmente como “El camino de los sueños”, donde reaparece “Sara Parker” casi literalmente, la viva y la muerta, todas a la vez y sin saber quien es quien.
Lynch, mezcla en su obra el realismo de Bergman o del cine negro con el surrealismo propio de Buñuel, Resnais, pero más relacionado con el de Fellini (ver Canasova), que lo convierte en un cine autoreferente y permanente.
Pero, en “INLAND EMPIRE”, la cuestión cambia, lo único permanente es la cooperación importante de Laura Dern, quien al igual que su compañera Isabelle Rossellini (Terciopelo Azul, Corazón Salvaje) acompañó a Lynch ya en tres ocasiones.
Pero a diferencia de Terciopelo Azul y Corazón Salvaje. Dern aquí se ocupa de emular a aquello que, creo, Inland Empire quiere mostrar. Encuentro que esta muestra es diferente a todas las demás. Sus fuentes son muy Europeas, encuentro una similitud con El estado de las Cosas y Ciudad de Ángeles de Win Winders, y la clásica “Prostituta” de Ken Russell y era necesario encontrar una lógica belleza para contrarrestarla con Theresa Russell y su antagónica Julia Roberts en su papel de “Mujer Bonita”.
Qué quiero decir, tanto en Mujer Bonita, como en las películas de Winder, se pretende filmar un documental de la realización de un film, por ello Russell filma su obra “Prostituta” en formato de documental.
Pero el formato de guión como filmación de otro film tiene su rato equilibrio en películas como “En la boca del miedo” del grandioso John Carpenters o, Wes Craven en la séptima pesadilla, pero no escapa a intermedio de Fellini o, la primer etapa de Bergman en detrás de un vídrio obscuro, en todos los personajes son positivistas, pero en Island.., lo cierto es que la historia es mística.
Alguien que no guste del cine de autores y, con el aditivo de formato “cine dentro del cine” debe dar cuenta de cientos de pésimas películas, pero también de la magnífica “intermedio” de Fellini o, las alas del deseo (ciudad de ángeles) de Winders y, no creo que el Sr. Lynch deba correr con la plaga de lo malo, más sino y por el contrario de lo mejor de este cine.
Creo que Lynch se regeneró a sí mismo y comenzó un camino nuevo, sin dejar lo viejo, pero con más y más de lo nuevo, por eso estoy en un viaje de ida y no volví, como nunca pude hacerlo de películas como “noches blancas” de Visconti o el prestamista de Lummet.
Disiento con vos y creo que si se puede hacer cine de autor y si se puede hacer cine dentro del cine, respecto de lo demás, no creo que sea un crítica a un sistema o país determinado como surgerías en tus líneas, sino por el contrario, la idea del contraste como lo hizo Russell en su momento.
Chau y gracias.
Mi respuesta:
Estimado Gus:
No puedo acompañarte en tu viaje de ida junto al cine de autor y a la peli de Linch. El cine de autor hizo estragos en la Argentina y fue la causa principal de la destrucción de nuestra industria cinematográfica. Que las obsesiones de DL sean ironizar sobre el imperialismo de Hollywood no me interesa en lo más mínimo, más aún me aburre tinellidamente.
Rescato:
Al personaje (y actriz) de la vecina, tan parecida a nuestros vecinos
La actuación de Laura Dern, exquisita
Técnicamente, algunos primeros planos deformados por el gran angular
La actuación en general es impecable y atractiva, quizás como producto del sistema Linch de grabación. El único flojón es Devon
La influencia felliniana es palpable en los personajes y en el grupo de chicas y rameras, por algo admira a 8 y medio (que trata el mismo remanido tema, cine dentro del cine igual que La amante del Teniente francés, o la de Wenders, o la de Sorín...), ésa sí una gran película.
Critico:
La crítica a cuestiones de la sociedad actual me parecieron banales: a la TV con risas, a Susana Gimenez, a la indiferencia de la gente que habla de boludeces mientras una mujer se muere al lado, las burlas a Hollywood y su sistema de producción y de filmación. Ya lo vi en otras pelis...
Las persecuciones laberínticas me parecieron interminables, aburridas y sin demasiados logros. No es un buen montajista (¿o debería escribir editor ya que se trata de material digital?).
Los cambios en algunas escenas (por ej. en la estática de los conejos aparece un fuego en el área superior del cuadro) no me interesa desentrañarlos, bastante le pago a mi psicólogo para dilucidar mis fuegos interiores.
Los sueños o pesadillas nunca me interesaron para el cine pues es fácil ser original cuando no existen reglas lógicas. Tampoco la simbología o las metáforas visuales. Passolini decía que el cine, por la potencia de lo visual, no admite metáforas: esa es la gran diferencia con la escritura.
Otro de los problemas, creo, es que filmar obsesiones propias teniendo a todos los personajes principales femeninos es un error pues no pudo ahondar en los fantasmas de las mujeres sino en lo que Linch barrunta que son las obsesiones de las mujeres. Para hacer una peli con ese estilo hubiera necesitado personajes principales masculinos. Por ejemplo, las rameras y las violaciones varias que sufre la protagonista y de las cuales se venga son superficiales, o la pérdida de un embarazo. Y reiterativo además.
Lo que recuerdo de Twin Peacks es que era una miniserie misteriosa y atractiva con un ritmo lento, planos larguísimos bien trabajados, extraña e interesante en su conjunto, con repeticiones que volvían a ser vistas con agrado. PERO. Para televisión. A mí me gustó bastante en el contexto televisivo. Y estimo que el cine es otra cosa. Y creo que Linch continuó en esta obra su experiencia televisiva. El campo de los sueños no la vi y sí me gustó Terciopelo azul que la dábamos en la escuela de guión que alguna vez tuve.
Otras consideraciones
El cine de estudios donde el que manda es el productor tiene sus graves problemas cuyo ejemplo notorio es Hollywood. Pero. El cine de autor donde tal persona hace todo tiene otros problemas no menos graves. El cine argentino desapareció del mundo en la década del sesenta cuando por la influencia de la NV se cerraron los estudios y se dio inicio al cine de autor que aún hoy padecemos. Su admirado Fellini no componía canciones, no cantaba, la música se la daba al gran Rota, no escribía los diálogos (se los daba a los mejores de todas las épocas Age y Scarpelli), no actuaba, no manejaba la cámara, no ponía las luces, no era su propio productor, etc., etc. Lo único que no delegaba era el casting hasta del último extra y por supuesto el corte final. Linch guiona, actúa, compone canciones, canta, pone las luces, maneja la camarita Sony digital, pone en escena, toca la trompeta y además dirije y produce: esto me recuerda, casi, a Jesús y sus milagros. Y, según entrevistas, en uno de los días de filmación, habiéndose demorado el catering, también multiplicó los panes. El cine es un arte demasiado complejo para ser realizado por una sola persona
Estoy convencido que el cine es un arte que se hace en equipo y es tan complejo que no puede ser realizado solo, salvo contadas excepciones y así lo demuestra su propia historia. De Visconti a M- Leigh, de Antonioni a Bergman, de Coppola a Cassavettes todos trabajaron con grandes colaboradores. El cine argentino después de la nouvelle vague instauró el cine de autor que luego de algunos logros (solo pocas de Nilsson, Favio, David Kohon, R. Kun, M. Suárez, etc.) literalmente desapareció y ahora vemos con mucha tristeza que los "autores" argentinos, con dinero por supuesto, filman también sus ·"obsesiones" que resultan bodrios insufribles. La industria, si es que existe, se reduce a las chanchadas francellescas.
En fin, solo recomendable para cinéfilos o estudiantes de cine que pagan cientos de pesos mensuales para estudiar en la FUC y continuar el cine de autor filmando sus obsesiones de clase media altísima.
abrazo, R